El sistema nos hace pagar por el aire que respiramos, por el agua que bebemos, por los sueños descafeinados que nos ofrecen a través de los massmedia... Como Midas en el cuento, cada cosa que toca el mercado acaba convirtiéndose en oro incomible para la mayoría de los humanos y así nos va... Ya nos decía Goethe: "Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo." Yo añado: "dejar que violen nuestros sueños, es la mayor de las humillaciones éticas" rumifilo©

Thursday, January 19, 2006

Los Sueños Vendidos...


Estoy escandalizado por los sueños vendidos… porque supongo que no todos los lectores sabrán lo que es un Órix, pero mucho me temo, que casi todos los televidentes saben que se puede pedir un crédito instantáneo de hasta cuatro mil euros para hacer vacaciones enfolletadas, con pulsera de todo incluido, en un corral soleado, ¡perdón coral!, para turistas emplayados.

El sueño pasado, en el desierto de Namibia, delante de mis ojos, inesperadamente surgió una nube de polvo, el paisaje por muchas horas y kilómetros había sido un decorado entre colores fluorescentes de rojos, verdes y amarillos, todo ello cubierto por un azul intenso de un cielo recortado entre montañas rosadas como crestas de gallos cacareando.
Parecía un bello cartel inventado de un planeta fantasioso de película serie “b” en tecnicolor de los 70, pero no lo era, no lo es. Aquella nube surgida entre el rojo del polvo del desierto, nos descubrió al acercarnos, un imponente Órix, es decir, lo más parecido a un unicornio en nuestro mundo, que me disculpen el “narval del ártico” e incluso el “rinoceronte enano de Java”, pero ese antílope del desierto africano (Oryx gazella, Pasán), es tan parecido a las ilustraciones de cuento, que su galope orgulloso delante de mí, aparentemente sin miedo, me parecía tan irreal como su presencia, y sus cuernos en espiral tan afilados como imposibles, provocaron en esos minutos la evocación de mágicos sueños de infancia.
Hoy delante del televisor omnipresente, en cada rincón civilizado del mundo, nos venden sueños de cartón piedra, comparándolos sin vergüenza con sillerías de la ciudad de Cuzco, los pagamos a precios de petróleo, jurando, además, servidumbre por meses o años; todas esas mentiras y abusos, se consienten, sin rechazo personal, con permiso social y sin límite institucional.
Los sueños, solo décadas atrás, eran la esperanza motivadora del ser humano; desde que las mujeres y hombres existen, se soñó con lo posible, pero mucho más con lo imposible, y como parte del rito social se hacía soñar a la pareja enamorada y luego a los hijos, los sueños se podían compartir o disfrutar en soledad.
Los sueños eran el germen del inconformismo, de la rebeldía, del idealismo, del amor, del esfuerzo, del éxito, del futuro, de la perdición y hasta de la locura, pero sobre todo del cambio.
No sé cuándo se empezaron a vender los sueños, quizás empezó comprando el diablo, como lo hizo con aquel Fausto imaginario o aquella Eva soñadora… pero hoy se comercializan los sueños a través de un consumismo endiablado, no literario ni bíblico; y por ejemplo, entre 600 a 1000 euros al mes (más 30 años de alma y sudor), nos venden sesenta metros cuadrados de espacio enladrillado.
Antes en los sueños uno podía imaginar que un unicornio apareciese delante de nuestros ojos, y si milagrosamente se cumplía, el siguiente sueño también sin precio, pasaba a ser tan fantástico como el primero.
Yo me niego a renunciar a mi isla del tesoro, mi aventura de Simbad, mi viaje a la Luna... y a un planeta decente para todos, incluso para el Órix. Pero me parece que una sociedad con sueños vendidos no tiene derecho a un mundo mejor; solo merecerá un préstamo con altos intereses, que nunca terminaremos de pagar, porque nunca sabremos el verdadero valor, del viaje, de la tierra, de un ser vivo o de los sueños.
Propongo que volvamos a soñar gratis… y que nos neguemos a pagar por ver el unicornio.
RUMIFILO :-)