¿Es el papel actual de las Asociaciones y ONGDs, algo positivo o negativo para nuestras sociedades?

Mi respuesta es que depende del observador, y su punto de referencia (moral, ético, social y todo su sistema de valores).

Desde mi punto de vista, la labor actual de las ONGs es de cuasi sustitución a la Cooperación Gubernativa, asumiendo canalización de ayudas y gestión de problemas, algo que me parece ilógico e injusto, pero además reductor y perverso.
(Por cierto, casi todos los problemas existentes hoy en países empobrecidos, tienen su origen en los creados por anteriores sistemas de gobiernos coloniales o gobiernos oligárquicos, guerras financiadas por países más ricos, también regímenes dictatoriales o clases aristocráticas y posteriormente sustituidos o compartidos por lo despiadado del mercado.
La reflexión personal y social, sería: ¿qué papel jugaron o juegan nuestros gobiernos y modelos sociales en ese pasado y presente? ¿Qué responsabilidades reales tenemos desde nuestros estados y no desde nuestras ONGs?).

Hoy, muchas de las Asociaciones creadas con el fin de "ayuda aquí y allá", se han descargado de ética (para no perder cuota de mercado) y la mayoría de las de nueva creación, ni siquiera saben lo que “ética y coherencia” significa, y son tan solo herramientas legales para canalizar fondos con el decorado metafórico de ofrecer limosna a los necesitados al pie de una Iglesia Global.
Pero en ese mundo que hemos creado de pedigüeños, solo los más pícaros reciben algo y con suerte, quizás caen migajas para una minoría de quién lo pueda necesitar sin pedirlo a costa de estar en una situación mediática de emergencia, porque sino es así, para el resto del mundo que sobrevive acosado por nuestro otro mundo o malviviendo en los arrabales de nuestra globalización comercial, no verán en su vida, ni de lejos un $ solidario en su escudilla, porque para empezar no la tienen.
Y la pregunta que sugiere este reparto es : ¿ Puede existir la $olidariedad?...
La respuesta contestada, es que no hay "causa" hoy por hoy, que nos importe en la miseria mundial ajena, sino el "efecto" que esta miseria descarnada nos refleja, y con $olidaridad tapamos, lavando nuestra culpa.
La $olidaridad, paga la movilización de individuos y grupos sociales, para entretener a cooperados y cooperantes, generando más recursos propios y control sobre los que solidarizan y solidarizados, abriendo así mercados más estables y menos sucios a nuestro voraz deseo de expansión global, de ideas, de productos y de bienestar, basado todo ello en el consumo inducido-dirigido y la especulación como peaje por la libertad y hacia una democracia-mal representada, de la que me sobran ejemplos conocidos.

Claro lo que acabo de escribir es desde mi visión personal, porque para otros con diferente escala de valores, la cooperación se situaría en el ámbito de lo imprescindible, de lo santificable, y así lo defenderán con su vida abnegada y millones de datos tipo ONU.

(Y como datos tenemos para todos los gustos y sabores… pues cada cual contento)

Después están todos los grises posibles, y además la visión de los propios integrantes e ideólogos de ONGs.

En mi opinión, para los que viven de la Cooperación, ONGs y todo el universo paralelo, su trabajo se acaba convirtiendo (si no lo fue desde su adhesión) fundamentalmente en su medio de vida, precario o más que suficiente, según lo que chupen o les unten.

Pero creo que los que tienen valores parecidos a los míos, además de sentirse asqueados por tanto olor en tan poco espacio, han descartado desde hace tiempo que sea un modo de cambiar el mundo (a mejor).

Para los países, gobiernos, grupos o personas, a quién llega la cooperación de ONGs, pienso que, no deja de ser otro elemento (actor) externo más, que da algo, a veces, quita o pone sin considerar el criterio local y adoctrina siempre; pero por otro lado, para los cooperados, que se acuerdan y lo vivieron, no es tan distinto a lo que hicieron, países colonialistas, empresas desarrollistas y monopolistas, iglesias apostólicas, conquistadores, etc. en realidad y resumiendo, son más de lo mismo, envueltos en discursos grandilocuentes que deben ser creídos como la biblia, porque esta vez no es un acto de fe, sino que vienen apoyados por datos de consultores, que se han dedicado a realizar análisis (a precios convenidos y seguramente vergonzosos, pero además sin vergüenza de que el análisis pueda ser o sea una bazofia incomible) a suministrar datos (copiados de otros datos que están basados en datos que dejaron de existir o nunca existieron, pero que nunca han estado mejor presentados y de un modo más multimedia).

Y así el cooperado, se acaba acostumbrando, adecuando y aprendiendo, hasta realizar fusión o ser la viva imagen de lo que el cooperante necesita, siempre para sobrevivir o para vivir muy bien a imagen de las mismísimas ONGs y Donadores.

Al menos eso se hará, mientras que duren los fondos de esa $olidaridad tan bienvenida, para el "pícaro" y tan convenientemente ofrecida por "el ciego".

¿Se llegarán a crear ONGD con el fin de ayudar a ONGD?

Las ONGs, grupos, asociaciones con vocación solidaría, nacieron como respuesta social en nuestros países, para cubrir huecos de atención social, sanitaria, emergencia, educativa, medioambiental, etc., que habían sido descuidados u olvidados por las instituciones y los países, y que estas iniciativas sociales básicamente organizadas, querían paliar con ayuda alternativa, diferente, voluntaria, con trabajo sin animo de lucro y denuncia activa y pasiva, las realidades con las que se enfrentaban desde el conocimiento directo.

Los gobiernos occidentales aprovecharon los modelos neoliberales, usados para gestionar trabajadores y contratos, tanto en empresas privadas como públicas, y de ese modo, empezaron a usar la presencia de ONGs, para liberarse de responsabilidades, fomentándolas y apoyando su crecimiento, con lo que no solo dejaba de dar soluciones a los huecos de asistencia denunciados, motivo del surgimiento de las ONGs, sino que servían de excusa para aligerar el presupuesto estatal, en sus compromisos internacionales de cooperación, o transferir responsabilidades en tareas sociales dentro del territorio.

Les ha salido redondo, subcontratar ONGs reduce gastos burocráticos, impide el seguimiento de los fondos aportados y su utilidad o eficacia, ya que se distribuye en miles y miles de diferentes e incontroladas ONGs, les permite precarizar el empleo en servicios sociales y de cooperación internacional, le ofrece mano de obra gratis, buena imagen frente a electores y además les evita el enfrentamiento con la mayoría de las ONGs ya que a partir de ahora el estado será su principal financiador y por ello a quién deban rendir cuentas, algunas ONGs esquivan la presencia del estado, a través de acudir a financiarse en el mercado del socio sin responsabilidades y por recibo, del padrino anual, de la empresa privada y fundaciones varias, creando con ello, nuevas dependencias en la supervivencia, por la necesaria competencia en la lucha por recursos escasos.

Con lo que surgen las preguntas: ¿Por qué tiene que sobrevivir una ONG aferrándose a lo que sea? ¿Se llegarán a crear ONGs para ayudar a ONGs? ¿Habrá un tercer mundo de ONGs del primero?... seguir haciéndose preguntas sobre estos nuevos organismos con deseos de pervivir en sí mismos, puede llegar con absoluta facilidad al absurdo.

Rumifilo

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Los Sueños Vendidos...

Estoy escandalizado por los sueños vendidos… porque supongo que no todos los lectores sabrán lo que es un Órix, pero mucho me temo, que casi todos los televidentes saben que se puede pedir un crédito instantáneo de hasta cuatro mil euros para hacer vacaciones enfolletadas, con pulsera de todo incluido, en un corral soleado, ¡perdón coral!, para turistas emplayados.

El sueño pasado, en el desierto de Namibia, delante de mis ojos, inesperadamente surgió una nube de polvo, el paisaje por muchas horas y kilómetros había sido un decorado entre colores fluorescentes de rojos, verdes y amarillos, todo ello cubierto por un azul intenso de un cielo recortado entre montañas rosadas como crestas de gallos cacareando.
Parecía un bello cartel inventado de un planeta fantasioso de película serie “b” en tecnicolor de los 70, pero no lo era, no lo es. Aquella nube surgida entre el rojo del polvo del desierto, nos descubrió al acercarnos, un imponente Órix, es decir, lo más parecido a un unicornio en nuestro mundo, que me disculpen el “narval del ártico” e incluso el “rinoceronte enano de Java”, pero ese antílope del desierto africano (Oryx gazella, Pasán), es tan parecido a las ilustraciones de cuento, que su galope orgulloso delante de mí, aparentemente sin miedo, me parecía tan irreal como su presencia, y sus cuernos en espiral tan afilados como imposibles, provocaron en esos minutos la evocación de mágicos sueños de infancia.
Hoy delante del televisor omnipresente, en cada rincón civilizado del mundo, nos venden sueños de cartón piedra, comparándolos sin vergüenza con sillerías de la ciudad de Cuzco, los pagamos a precios de petróleo, jurando, además, servidumbre por meses o años; todas esas mentiras y abusos, se consienten, sin rechazo personal, con permiso social y sin límite institucional.
Los sueños, solo décadas atrás, eran la esperanza motivadora del ser humano; desde que las mujeres y hombres existen, se soñó con lo posible, pero mucho más con lo imposible, y como parte del rito social se hacía soñar a la pareja enamorada y luego a los hijos, los sueños se podían compartir o disfrutar en soledad.
Los sueños eran el germen del inconformismo, de la rebeldía, del idealismo, del amor, del esfuerzo, del éxito, del futuro, de la perdición y hasta de la locura, pero sobre todo del cambio.
No sé cuándo se empezaron a vender los sueños, quizás empezó comprando el diablo, como lo hizo con aquel Fausto imaginario o aquella Eva soñadora… pero hoy se comercializan los sueños a través de un consumismo endiablado, no literario ni bíblico; y por ejemplo, entre 600 a 1000 euros al mes (más 30 años de alma y sudor), nos venden sesenta metros cuadrados de espacio enladrillado.
Antes en los sueños uno podía imaginar que un unicornio apareciese delante de nuestros ojos, y si milagrosamente se cumplía, el siguiente sueño también sin precio, pasaba a ser tan fantástico como el primero.
Yo me niego a renunciar a mi isla del tesoro, mi aventura de Simbad, mi viaje a la Luna... y a un planeta decente para todos, incluso para el Órix. Pero me parece que una sociedad con sueños vendidos no tiene derecho a un mundo mejor; solo merecerá un préstamo con altos intereses, que nunca terminaremos de pagar, porque nunca sabremos el verdadero valor, del viaje, de la tierra, de un ser vivo o de los sueños.
Propongo que volvamos a soñar gratis… y que nos neguemos a pagar por ver el unicornio.

RUMIFILO :-)